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El tracto gastrointestinal desempeña dos funciones básicas y fundamentales. Una de ellas es la digestiva que incluye la digestión y absorción de nutrientes así como el transporte y la secreción de agua y electrolitos a la luz intestinal, pero además actúa como barrera de defensa para impedir el paso de sustancias nocivas como microorganismos patógenos, antígenos de la dieta y moléculas oro inflamatorios desde la luz intestinal hacia la circulación sanguínea. Todo esto es posible Gracias a la estructura y la composición que presenta la pared gastrointestinal.
El tubo digestivo tiene un sistema nervioso propio llamado sistema nervioso entérico que se distribuye desde el esófago hasta el ano. Aunque el sistema nervioso entérico puede funcionar por si solo, recibe información del sistema nervioso simpático y parasimpatico. Además también presenta Inervacion sensitiva. Las fibras sensitivas se dirigen desde el epitelio intestinal a los plexos y desde ellos a los ganglios Prevertebrales de la médula espinal y luego, a la médula espinal y el tronco del encéfalo.
Existe una red neuroendocrina que permite la comunicación bidireccional entre el sistema nervioso central y el sistema nervioso entérico que recibe el nombre de: Eje intestino-cerebro. Este complejo sistema de comunicación conecta los centros emocionales y cognitivos del cerebro con la funciones y mecanismos intestinales periféricos. La comunicación es posible gracias a mediadores neuro-inmuno-endocrinos.
El stress influye en nuestra salud y bienestar alterando el funcionamiento del aparato digestivo. Esto es debido a las comunicaciones bidireccionales existentes entre el tracto digestivo y el cerebro (eje intestino-cerebro). Aunque se desconoce la causa, el síndrome de intestino irritable es el trastorno gastrointestinal funcional, asociado al stress, más común descrito por los gastroenterólogos, con una prevalencia mundial del 10% – 20%. No obstante, el stress también se relaciona con la aparición de reflujo gastroesofagico, úlceras pépticas, enfermedad inflamatoria intestinal e incluso intolerancia a los alimentos.
El stress afecta a funciones gastrointestinales como la permeabilidad, la motilidad, la sensibilidad visceral, el flujo sanguíneo y las secreciones. Los mecanismos responsables de estas alteraciones son la hipersecreción de la hormona liberadora de corticotropina y de cortisol, la sibreestimulación del sistema nervioso simpático, la disfunción de la barrera gastrointestinal, la alteración de la microbiota, la estimulación de las células dendríticas y la alteración de ls células electromafines, mastocitos y linfocitos gastrointestinales.
A través de la terapia manual y los ajustes de columna vertebral podemos favorecer un mejor funcionamiento del sistema nervioso que cómo hemos descrito, está estrechamente relacionado al sistema digestivo. Además, esto ligado a hábitos correctos relacionados a ejercicio y alimentación adecuada puede generar muchos beneficios en el sistema gastrointestinal
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